Un tesoro antiguo de la familia se puede convertir a un monumento muy c—modo del ferrocemento. Dura por muchos siglos.
La silla de mimbre fue cubierta con el alambre soldado.
Los amortiguadores suaves siguen siendo inusitados por la mayor’a que gocen de esta silla. Es muy c—moda. Un resultado similar ocurri— durante el per’odo de la silla del cemento de California de los śltimos a–os 50, en el camino de la monta–a, en Santa Barbara.
Nota: Algunas ayudas se quitan durante este proceso. Conforte las alteraciones, tales como ‡rea creciente del codo son f‡cil.